miércoles, 8 de abril de 2009

MARCIAL HERNÁNDEZ

LA CAMPOS

“Si no capitula, monda,
Como lo dijo La Campos”

“¡O capitula o monda!”La heroína
Dice a Morales, el cruel hispano.
Y al ver como adivina y el pronto fin de su poder le augura,
Colérico el tirano,
Para llenar al pueblo de pavura,
A la infamante pena
De públicos azotes la condena.

Llevada a lomo de servil jumento,
Por ante el pueblo sometido al yugo,
Cruzó más de una polvorosa vía;
Y al atroz latigazo del verdugo,
La frente irguiendo y encorvando el torso.
“¡O capitula o monda!” repetía…

Fue anuncio realizado en aquel día,
De la zuliana libertad primero.
Que la armígera flota
Del engreído ibero,
Al golpe del cañón con hondo estrago
Cayó al abismo sepulcral del Lago.

Hoy por la historia veo
Al tirano exhibido en la picota.
Él es ahora el reo,
Y la musa del pueblo es quien lo azota;
Mientras La Campos, con la altiva frente
Orlada de laureles, se divisa
Cual noble lar de la maracai gente.

Y es que el ara del valor triunfante.
La hembra se convierte en profetisa,
Si el varón se transforma en hierofante.

Tras el rizo gentil arda una llama
Y late un corazón tras el corpiño.
La doncella o la dama,
Carne de rosa bajo piel de armiño.
Puede ser Juana de Arco, la guerrera
Santificada entre la roja hoguera;
Puede ser Policarpo,
Manando sangre por la abierta herida;
La Cáceres, entera en el tormento,
O La Campos, erguida
Como una pitonisa en el jumento.

MARCIAL HERNÁNDEZ. Nació en Maracaibo 1874, y murió en Maracaibo en 1921. Fue: Doctor en Ciencias Médicas (LUZ 1892), Profesor Universitario, escritor (narrador, poeta), cronista ensayista y orador.

Recién graduado fue nombrado Vicerrector de la Universidad del Zulia, a lado del Doctor Eugenio Bustamante, con quien fundó el periódico La Universidad del Zulia, fue fundador de la cátedra de Antropología e Historia de la Medicina, sin embargo muy poco tiempo ejerció la medicina, y se entrego de lleno a la docencia, al periodismo y a la Literatura. Orador elocuente de gran riqueza verbal y creador, de tal ímpetu social que todavía hoy admiramos, las huellas sonora y luminosa de sus discursos, como aquel que pronunció en la instalación del II Congreso Venezolano de Medicina en Maracaibo en 1917. “Las insignias pueden marchitarse, y las campanas enmudecer, y extinguirse los fuegos del ara, peró ni aún el ímpetus de los huracanes pueden apagar el simbólico faro del Catatumbo. EL ZULIA ENTRE LA NOCHE RELAMPAGUEA”. El Zulia es un pueblo que vive, se rebulle y crece. Si le cierran las aulas, lucubra silenciosamente en los hogares, si le encadenan un brazo, trabaja con el otro,
Si le rompen su lira, sabe arrancar acentos armoniosos a la guitarra y al tiple; si quieren sepultarlo o reducirlo a playa de pescadores, se encarama en el montón de arena, como el rayo de luna que tiene su raíz allá en el fondo inaccesible de los cielos.

No hay comentarios: