sábado, 14 de junio de 2008

MANUEL GONZÁLEZ HERRERA

EL AMOR ES LA VIDA
Para Guillermo Trujillo Durán

Como ese sol que el azul rotundo
Sustenta al universo y lo engalana
Con el píncel de su esplendor fecundo,
Es amor el espíritu del mundo,
Solaz y vida de la estirpe humana.

Doquiera está su influjo y poderío,
Lo envuelve todo en mágico embeleso:
Trueca en edén el mundanal erío;
Das a los anhelos generosos, brio,
Y vigor a las alas del progreso.

Por él la humanidad en franca ruta
Vuela hacía Dios; con religioso celo
Su ley acata; ofrendas le tributa,
Y en bienandanza terrenal disfruta
El prometido galardón del cielo

Recorre con sólicita presteza
De las desdichas la hondonada obscura,
La vía del dolor y la tristeza,
Para rendir en pródiga largueza
Salud, consuelo, protección, ventura

Mueve al hombre civil, mueve al guerrero
Que ve a la Patria en Férreos eslabones,
A redimirla del dominio fiero,
Y a guardar con su escudo y con su acero
El honor y la paz de las Naciones.

Baña a la juventud en respladores
Que la hinchen de hermosos ideales,
De alegría y encantos seductores,
Como revienta la campiña en flores
A los besos de luz primaverales.

En mozos y doncellas,cual un mago,
Mutua atracción despierta, mutuo empeño
De unir las almas; y en deliquio vago,
Placer les brinda y generoso halago
Con la dulce mentira del ensueño.

Anhelos y esperazas, complacido.
De Himeneo, después, cumple en el ara
Y en la alcoba nupcial, silente nido
De rosa y azahar entretejido,
La dicha enciende, como antorcha clara.

Erige hogares, que de goces llena;
En luenga sucesión tribus dilata,
Y en armonía y en unión serena
Liga los pueblos , las naciones ata.

El dá calor al estro del poeta
Y sublime concepto a la pluma;
Por él obra prodigío la paleta,
La flauta el numen órfico interpreta
Y maravilla el cincel consuma.

Endulza el alma, como fresca poma;
Como radiante luminar, la alumbra;
Derrama en ella delicioso aroma;
La arrulla, como al nido la paloma,
Con potencia de Condor y la encumbra.

Como el rocío sobre la flor marchita,
Alienta aletargadas ilusiones
Y muertas esperanzas resucita;
Con vivo ardor a la indolencia excita,
Y con blandura templa las pasiones.

Como al metal el fuego de Vulcano.
Él la razón del pervertido acendra:
Y lluvia proficua en el secano,
Hasta el mustio pecho del anciano
Rosas de gaya juventus engendra.

El amor es la vida. Es el fecundo
Divino aliento que de Dios emana,
Para animar y engrandecer al mundo;
¡sol que ilumina el ámbito rotundo!
¡Jordán perpetuo de la raza humana!

MANUEL GONZÁLES HERRERA. Nació en Maracaibo 1884 y murió en Maracaibo en 1963. Fue educador, impresor, periodista y escritor. Destacó como poeta épico de la escuela udonperiana, apegado a los moldes clásicos, laureado en diversas ocasiones por la perfección de sus sonetos. Perteneció al Centro Literario del Zulia, al Ateneo de Maracaibo y al Círculo Artistico del Zulia. Trabajó en los periódicos: Ecos del Zulia y en Panorama. Fundo la imprenta Americana y la revista Letras Castellanas . Obtuvo mención honorífica en el certamen de Pan y Letras. Premio en el certamen del Círculo Artístico del Zulia, publicó “Crisalidas” poesías (1911) y “Rimas Diáfanas” (1949)

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