domingo, 5 de octubre de 2008

RAFAEL MARÍA LÓPEZ TROCONIS

LA SAMARITANA

Al abrir mi balcón esta mañana,
Toda su gracia el aura mañanera
Dejó caer sobre la frente arena
De una linda y gentil samaritana
Convertida en piadosa limosnera.

¿Por qué imploraba a tan temprana hora,
O qué extraño destino perseguía?
Hermana del Amor y de la Aurora,
Cuando su mano temblorosa implora
Luce más bello el rosicler del día.

La he encontrado otras veces. Cuando viste
La tragedia su máscara doliente,
Ella se afana en consolar al triste,
Y en todo cuanto sufre y cuanto existe
Prende la llama de su amor ardiente.

Moría de hambre un niño. En la calleja,
Doliente y solitario se perdía,
Como se pierde en el erial la oveja,
Y calló con sus besos la honda queja
Con que aquel niño hambriento se moría.

La vi escoger canciones celestiales
Del pentagrama azul de los amores,
Y con arpegios de ángeles triunfales
Convirtío los siniestros hospitales
En clásicos nidal de ruiseñores.

No la detiene en su misión sagrada
Ni el trueno del fusil ni la metralla,
Y se mantiene, hermosa y abnegada,
Lo mismo en la ciudad alborozada
Que sobre el rojo campo de batalla.

Los huérfanos sin pan y sin abrigo
Saben de sus cariños con exceso,
Y olvidan la injusticia del castigo
Calmando el hambre con el tierno trigo
Y el dolor de sus almas con sus besos.

Mujer divina que a la vez humana,
Eres sabia en recónditos dolores.
Yo te he visto pasar, samaritana,
En la góndola azul de la mañana,
Curando heridas y regando flores.

En tu mano benéfica que sella
Y unge la caridad con oro vivo,
Yo quisiera dejar mi eterna huella
Y que, en tu mano, el oro de una estrella
Respondiera a tu gesto implorativo.

Porque eres, de la Patria bendecida,
Ornato puro y gracia lisonjera,
Yo quisiera mirarte confundida,
Como la Estrella de Belén, prendida
En la gloria triunfal de mi Bandera.

Samaritana, cuando yo me muera,
En cualquier hora próxima o lejana,
Nimba mi frente con tu cabellera,
Y dame en tu mirada postrimera
Tu limosna de amor, samaritana.

RAFAEL MARÍA LÓPEZ TROCONIS: Nació en Maracaibo en 1892, murió en Caracas en 1933. Periodista, escritor y orador. Poeta posmodernista, biznieto del ilustre zuliano Rafael María Baralt, perteneció al grupo literario “Seremos”, fue director de La Hora Literaria (organo informativo), En Puerto Cabello dirigió los periódicos: El Estandarte y Argos. Residió los últimos años de su vida en la isla de Margarita, donde escribió el poemario”La Isla de Nacar”, que fue publicado póstumamente, con tonos eróticos, épicos de agustia y misticismo, y donde se publicaron las estrofas ya escritas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena su pagina, a quienes nos gusta la poesia nos hacia falta un lugar donde leer buena poesias, especialmente de zulianos o marabinos, ya he impreso varias para poder colecionarlas ud sabe que en ocesiones las paginas se pierden, la he disfrutado mucho y la feleicito de nuevo por su trabajo
Aurora Villamizar una asidua lectora de poesias