sábado, 4 de abril de 2009

HÉCTOR NAVA ACEVEDO

U N O

A la Federación Médica Venezolana
En sus Bodas de Plata.

Párate firme, erguida tu cabeza,
Mira sereno, sin lástima ni gozo,
Entiéndele con calma el dolor hecho voz
A ese ser que sufriendo, busca en ti comprensión.

Y si tus lágrimas van orillando tus parpados,
Dáselas de beber a tu pañuelo y esconde tu emoción
Allá dentro en tu alma, en tu corazón;
Y que salga afuera con llanto o carcajadas
Cuando tengas tú sólo que aquietar tus angustias.

Habla bien despacito para darle un consejo al que tiene dolor,
Que retumbe tu voz, que brame como fiera,
Cuando estés reclamando el bálsamo y la venda,
Para curar la llaga del humano que sufre de pena y amargor.

Cuando todo eso puedas con calma y sin disgusto,
Entonces tu podrás decir que ya eres médicos
Y sentirte Doctor.

C I N C O

A una paciente.

Te quiere llevar. Cree que estás sola.
Los huesos de tu mano recubiertos de cera
Caben justo en el hueco tibio que mi mano te ofrece.

Déjala allí metida para tenerla fuerte,
Para impedir que te arrastre impregnando tu cuerpo
La implacable muerte.

Lucharemos de veras……..de eso estoy seguro.
Y si su fuerza vence a la experiencia mía,
Será la despedida no dejar que se enfríe por un tiempo más largo
Tu mano entre la mía

O CH O

Cuando el hombre se aliena y hace crisis,
Dice cosas muy bellas,
Que por bellas son raras,
Que por raras son bellas.
Quiero comerme un plato de lunares de cielo.
Quiero pintar con mentiras el caldo de la vida.

No sé que vale más si el sabor de la lluvia
O el pisar de la hormiga.
Quiero subir al cielo montado en mariposas de agua.
Quiero nunca morir.

N U E V E

A las madres.

Madre que trazas caminos que resultan siempre rumbos
Para los hijos que vienen,
Para los hijos que están,
Para los hijos que han ido a sembrar sus ilusiones
En la tierra de la razón.

Madre que a niños conviertes en humanos arquitecto
Para hacer la evolución.
Madre que siempre vigila.
Madre que te quedas sola arrullando entre tus brazos
Al niño de los recuerdos……..
Y revives la niñez de los hijos que están lejos
O de los que han dormido en la cuna de lo eterno

V E I N T I N U E V E

No sé si te miré o me metí en tu adentro.
No sé si te besé, recordarlo no sé.
Sentí que me miraste, más no sé si lo hiciste.
Sentí tu aliento cerca, tibia brisa en mi cara,
Y unos labios muy suaves, no sé si me besaron.

Yo me sentí feliz, no sé si tú también.
Seremos siempre así?
Te pregunto esperando la respuesta de siempre
No sé……no sé……no sé…….

HÉCTOR NAVA ACEVEDO.Nació, en San Carlos del Zulia, 1928, murió en Caracas 1999. Medico cirujano (LUZ 1953), doctor en Ciencias médicas, profesor universitario y escritor (poeta, narrador y articulista). Usó el seudónimo de Henace. Especialista en cirugía y oncología, ejerció su profesión en el hospital Universitario de Maracaibo, como jefe del servicio de oncología, y en la clínica Falcón. Fue miembro correspondiente de la Academia de Medicina del Zulia, miembro fundador y titular de la Sociedad Venezolana de oncología.
Capitulo Zuliano y docente de la Universidad del Zulia... De su obra HUELLAS DE LA MEDIA VIDA, pertenecen los poemas ya mencionados.

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