lunes, 15 de junio de 2009

JOSÉ DE JESÚS VILLASMIL

REPATRIACION
(fragmento)

Dentro el Lago ya surgimos
Por el tortuoso Tablazo,
Robusto y nervudo brazo
Que al Lago le atiende el mar.

Atrás nos queda San Carlos
Por el pescadero oculto.
Las Toas brumoso bulto,
Se destaca singular.

Como un cintillo de ópalos
Que borda copa de plata,
De ambos lados se dilata
La costa en límpido azul.

Punta de Palma parece
Con su verdina guirnalda
Festón de pura esmeralda
En un vestido de tul.

Del Moján a Santa Rosa
Los palmares ondulantes
Dejan espacios vacantes
Que destellan cual volcán.

Y el Monte de San Andrés
Al envés descuella ufano,
Dominando todo el llano
En son de altivo titán.

¡Que paisaje tan variado,
Tan bello, tan fascinante,
Inspirando a cada instante
Nueva y dulce sensación!.

Mientras la nao en su vuelo
Las distancias aproxima,
El aire natal nos mima
La frente y el corazón.

Allá blanquea Altagracia,
Limpio nidos de torcaces,
De recreo y de solaces,
Plaza de cita pascual.

Noble villa y señorío
De marciales tradiciones
Que sustentan los pendones
De nuestra banda oriental.

Aquí está Capitán Chico,
De pobres indios guaridas,
Tras él, como suspendida,
Se ve la torre matriz.

Que de la regia corona
Que Maracaibo sustenta
Gracioso blasón se ostenta,
Irguiendo la cerviz.

El islote de los mártires
En verdinegra diadema
Parece que lleva el lema
De tristeza y aflicción.

Asilo de los recluidos
Por contagiosa dolencia,
Acusa con su existencia,
Sin culpa, dura expiación.

Muy distinta es la fortuna
De la Hoyada y los Haticos,
Adonde erigen los ricos
Sus estancias de placer.

Expansión de Maracaibo,
Se extiende como dos alas,
Vistosa de ricas galas,
Pensiles que es grato ver.

JOSÉ DE JESÚS VILLASMIL. Nació en Maracaibo, en 1812, y murió en Maracaibo en 1877. Poeta neoclásico, exiliado en Cuba por la revolución de1848, Peleó en la guerra de los cinco años y fue ascendido a General. Sus escritos están dispersos en periódicos y revistas de la época, muchos firmados con el seudónimo de Fido.

VICTOR R. AÑEZ CASAS

A MARACAIBO
( fragmento)

A la sombra feliz de coco esbelto
En su tronco, la frente reclinada,
El alma de placer enajenada,
Me divierto pulsando mi laúd.

Como quisiera entonces cual Tistiro
Saborear la exquisita miel hiblea,
Cantando, no a la fácil Galatea,
Si no a Amarilis de sin par virtud.

Extasiado contemplo el terso lago
Con sus bellas goletas y piraguas,
Meciéndose en sus dulces limpias aguas
Al soplo del ambiente matinal.
Las gaviotas y garzas que fluctúan
Sobre el brillante espejo de su linfa,
Parece comitiva de la Ninfa
Que impera en su palacio de cristal.
El hábil pescador en sus orillas
Sacude sus chinchorros remojados,
Extrayendo los peces que enredados
En el lance cayeron de tropel.

De vez en cuando silva y se interrumpe
Para entonar graciosas barcarolas
Que son las voces de sus raudas olas
Superan las canciones del rabel.
(…)

Tal vez prendado el bullicioso Lago
De la galana Reina de Occidente,
Osa besar su planta reverente,
Murmurando de angustia o de dolor.

Pues - ¿qué dicen las ráfagas de espuma
Que a la veces arroja sus riberas?...
Lágrimas son de duelo asaz sinceras.
O el candoroso llanto del amor.

Nueva Zamora la llamó el hispano
Como un recuerdo de la patria amada,
Pero la indiana lira entusiasmada
Mara la bella la clamó también.

VICTOR R. AÑEZ CASAS. Nació en Maracaibo en 1804, y murió en Maracaibo 1880. Sacerdote, escritor (poeta, orador), pintor, músico (violinista), su poesía quedó dispersa y de la cual sólo se conoce : El Beso de Judas, La Oración del Huerto, Mi Credo, Zuliana, A Maracaibo, rescatadas por El Zulia Literario y El Primer Libro Venezolano de Literatura, Ciencias y Bellas Artes.

En este poema ¨ A Maracaibo, ¨se exalta hasta la idealización al paisaje lacustre, a través de imágenes que mezclan el neoclasicismo y el romanticismo para lograr una atmósfera entre fría y bucólica.

BERTHY RIOS

EL ROSTRO DE LAS PIEDRAS

Cuando el hambre de las piedras
Se volvió contra el camino,
Los relojes de arena marcaron la hora
De preguntar al viento por la dirección del sol.

El viento pasaba vestido de silencio,
Y nada hacia presentir al hombre
Que más allá del umbral de los ojos,
Donde queda el límite de su conciencia cósmica,
Una ronda de colores espectrales
Le indicaría la dirección del sol.

La selva refulgía
Como piel de las serpientes;
Como el corazón agresivo de las enredaderas;
Como la turquesa que irradia en el fondo de la noche.


Centelleaba el rojo del ocaso
Como el rayo que se hunde en el cuerpo de la tierra;
Ante el blanco vellón de los corderos;
Como la cólera que estremece la espuma de las fieras
Frente al mar de los cráteres soberbios.

Un negro del abismo,
Palpita como la eléctrica piel de las panteras;
Como el grito profundo de los siglos
Donde duerme las cenizas de todas las catástrofes;
Como las piedras prisioneras
Que no conocen la ciudad del sol…

El amarillo de la tierra,
Que se hincha como la ubre de las aguas
Cuando no pueden seguir la fuga de los vientos;
Como el veneno que fluye en la lengua de las víboras;
Como los dientes del hambre
Que muerde el estiércol de las civilizaciones.

Un relámpago de angustia
Paraliza al hombre al borde de sus manos.
La piel trasparenta los nervios torturados;
Y los labios, cándidos de espumas,
Se traga las hogueras,
Como si fuera una herida
Por donde entrara un torrente de impotencia.

La llama que vuela por el fondo de los ojos,
Se hace fiebre de muerte y de tragedia,
Y rompe la piel madura de las manos
Que tiemblan en el aire
Con el vértigo tormentoso del horror.

El hombre vacila hasta los pliegues de sus nervios,
Y algo se hunde en sus entrañas
Como el frío de un puñal
Que se nutriera en la sangre sin patria de todas las hormigas.

Allí la visión blanca,
La suprema, la angustia, la triunfante visión blanca,
Tan pura como las aguas virginales
Que huyen del corazón de los oasis;
Tan suave como el sueño feliz de los trigales;
Tan tierna como la armonía de la aurora,
Y el canto de las aves en el minuto del amor.

Todo el destino estaba allí,
En ese espejismo del alba
Que lo envolvía en cendales impalpables,
Y le daba la vida que le mato el horror.

Una cadena de alegría rodeaba la emoción del hombre,
Y en sus manos una sucesión de pájaros
Saltaban y cantaban para alagar la ausencia de todas las palabras.

Claridades de perfumes indecisos
Se alargaban en escalas de páginas sonoras,
Y vibraban como una isla
Donde se uniesen los conciertos de insomnes oleajes.

La materia se hizo irreal,
Y atrás, cuando los ojos del hombre
Desafiaron la selva y el abismo,
Una playa sin caminos
Mostró al sol el rostro de las piedras,
Que aplaudieron jubilosas como un coro de campanas.

BERTHY RIOS. Nació en San Rafael de El Moján, Estado Zulia, en 1924, y murió en Maracaibo 1979. Licenciado en periodismo en LUZ, y escritor (poeta, narrador, ensayista y crítico), miembro fundador del grupo Cauce. Desempeñó diversos cargos en los diarios Panorama y Occidente, miembro fundador del Círculo Zuliano de Escritores, individuo de número del Centro Histórico del Zulia, donde ocupó el sillón Número 12.

domingo, 14 de junio de 2009

JUAN PINTO

TENTATIVA DE SUICIDIO

Casi un momento
La presencia de un
ser

Nos turba y nos hace
Brotar, surgir
Como reluciente luciérnagas
Desafiantes
Y eternas.
Y quedamos –hoy-
Amaneciendo trágicamente
Frente al lago,
Hundido quedamente
Los pies
Y nuestra piel
Alisada
Seca y violenta;
Desmesuradamente salobres
Nuestros
Párpados eléctricos
Creyendo
Que es posible – quizá-
La más absurdas de las
Historias

JUAN PINTO. Nació en Maracaibo 1943, Licenciado en Letras en LUZ y profesor de castellano y literatura en varios liceos de esta ciudad; firmó sus trabajos con sus iniciales J.P, perteneció al grupo “Ojo Clínico, Miembro fundador de la Asociación de estudiantes de Letras (AEL), y del grupo literario Cuarenta Grados a la Sombra. Ha publicado sus trabajos en varios periódicos: Panorama, Crítica, así como en el periódico de la Universidad del Zulia y en la revista de poesía Cadáver Dichoso.

JOSÉ PARRA FINOL

DAMA DE PEINADO ALTO

Asido como estoy
A la soledad de las paredes
No es de dudarse que mis manos
Se aleje de los ojos vecindarios
Hasta penetrar en los bolsillos laterales.

Aún así puedo entrar
En mil casas a la vez
Pero tú, Dama de peinado alto,
Lejos como estás de estos días
Que huyen de nosotros como pájaros heridos,
No podrás asir ni ser asida
Ni entrar para salir
Por las puertas de este siglo.

JOSÉ PARRA FINOL. Nació en Maracaibo, en 1935. Realizó estudios teatrales en la Universidad del Zulia; perteneció al grupo Literario Cal y Agua y fue editor de la revista Etral, órgano de la misma agrupación, colaboró con Vertical 9, y otras asociaciones de jóvenes literatos y pintores, entre sus obras podemos mencionar a Una hora después de la arena y sus conocidos cuentos Maritza no nos dijo adiós y El jugador.

NESTOR LEAL

SOBRE LA CASA

La casa hipa como un antepasado ilustre
Más íntimo que la costumbre de silbar durante la tarde
Los niños han derretido la fiebre de las trinitarias
Ansiosos de retornar al sitio donde brillaban las promesas.
Lo que saben de memoria las trenzas y los patios
No justifica la pureza de las pieles de limón
Sino el terror de héroe cuyos gritos
No son las alas de grandes pájaros chinos.
La madre nunca termina de borrar su tristeza.
Aire que mueve la fragancia de los antiguos festivales.
Derrama todavía los ojos de familiares desaparecidos.
Ceremonias. Los muertos descomponen el alma.
Todos los resplandores de la casa pertenecen
Al mismo espejo de bolsillo que convocaron unos tambores tristes.
Pertenecen a la misma tela celeste de las hermanas
Cuando una oruga de fuego determina la suerte de las burbujas.
La casa es como grabado levemente nuboso.
Nosotros descubrimos las arboledas y damos paso a los himnos
Frente a un torso cualquiera que nos rescata de la penumbra.
Hemos envuelto en bulla la mansedumbre de un arco iris
Que conducía nuestros presagios hacia los embrujados aposentos
Donde hay tapices que tienen las últimas formas del espanto.
He aquí que giramos alrededor de un vaso de plata
Y aprendemos a orientarnos lentamente como las imágenes
Que abandonaban el oratorio después de recitar algunas desgracias.
No sabemos hablar de los eclipses como aquellos primeros amantes
Que levantaban la tapa de un cofre cubierto por la fábula
Para sacar en vano la palabra de un Dios.
No estamos bajo el tejado para esquivar crepúsculos
En nombre de los grillos que desafían porvenir.
Como un cirio que flota en la lejanía
La casa nos aproxima a la ternura del mundo.

NESTOR LEAL. Nacióen Maracaibo en 1936. Escritor (poeta, ensayista, crítico, antologista y traductor), periodista, editor y gerente cultural. Fue miembro fundador del grupo Apocalipsis (1955). Obtuvo mención del concurso de poesía estadal en 1956 con De la Lluvia, primer premio en el mismo concurso 1957con De la muchacha y el amor y premio nacional de poesía universitaria 1957. Traductor al español de obras literarias francesas, inglesas e italianas. Fue Director de la Casa de la Cultura y del Instituto Zuliano de la Cultura Andrés Eloy Blanco. De Artes y Letras del diario Panorama y redactor de la columna los Libros que Ud. Va a leer, de la revista dominical Septimo día del Naciona, como ejemplos de los diferentes cargos ejercidos.

viernes, 5 de junio de 2009

VICTOR FUENMAYOR RUIZ

LOS CUARTOS SON BLANCOS ALUMBRADOS

Los cuartos son blancos alumbrados con tu imagen
Sin nada que mirar salvo a sí mismo.
Esperas conociendo de antemano que nadie tocará
Esa puerta sin pasadores por donde no sales
Ni entras,
Pues esperas.
No esperas. Tienes miedo y el miedo es diferente
Del hombre que eres y algunas cosas que no ves
.

OASIS ES EL TIEMPO Y EL LUGAR

Oasis es el tiempo y el lugar de los otros,
Tiempo de buscar una sombra y cobijarse,
De buscar unos ojos de ocasión
En el fondo de la inquietud.
Tiempo de quemar las velas.

Los hombres desconocen el nombre de esta tierra
Y de las ciudades en que pasan su vida.

El amor nació de un afán de conocer,
De dar un nombre a un desconocido que pasa
Bautizando la incertidumbre.

Después, los amantes llevan la cara del recuerdo.

VICTOR FUENMAYOR RUIZ. Nació en Maracaibo 1940. Es abogado y licenciado en letras (LUZ), doctor en letras (La Soborna, París), doctor en semiología, profesor universitario, bailarín y escritor
(Poeta, dramaturgo), fundador del grupo teatral y danza Taller de Expresión Primitiva, perteneció al grupo literario Cuarenta Grados a la Sombra. Ha obtenido varios premios. Artista múltiple y para quien la danza es la más auténtica de las artes integrales.

GUILLERMO FERRER

S I N C E R I D A D

Me basto yo con mi latir profundo,
Me basto yo con mi latir sincero,
Comparto por igual lo que más quiero,
Y le doy de beber mi vino al mundo.

Con mis dolidos pies de vagabundo
Voy por igual en coches o en velero
Hasta el lugar donde espera el madero
A mi crucifixión de trotamundo.

Y si un puerto me aleja o me recibe
La sangre y el dolor del que esto escribe
Son parte de la cruz que dejé en ella.

Por eso no me arredra lo vivido,
Porque para morir en lo perdido
Lo mismo da la fosa que la estrella

C I C L O

De tanto repetir lo repetido,
De tanto manosear lo manoseado,
Encuentro sin arpegio lo deseado,
Y sin aire la fuerza del latido.

Hoy busco con empeño lo sentido,
Y me aferro al timón de lo soñado,
Pero el barco de luz de lo esperado,
Se convierte en clamor de lo manido

Y es que la vida pasa así, latente,
Sobre el pulso infinito de la gente,
Nutriéndose de antiguas ilusiones.

Y hoy que espero escribir nuevas memorias,
Sólo encuentro mortajas de otras glorias
Que empañan mi papel con sus canciones.


TE ESCRIBO

Te escribo, lo demás es lo de menos,
Lo demás es vivir sin tus ojeras,
Sin tus manos: la flor, sin luz: el agua,
Lo de menos: el rancho con goteras,
La mesa sin el pan, el mar sin ríos,
Y este hondo cabalgar de escalofríos
Del pobre corazón por tus cadenas.

Te escribo a cada instante y es lo mismo
Morirse por tu amor que por tu pena,
Esta breve ilusión me abrasa tanto,
Esta llama interior vive en mi verso,
Que en la cruz de amor nacen los rayos
Con que se alumbra todo el universo.

Y por si fuera poco busco en vano
Saciar la sed con el divino vaso
Donde escancias la miel de tus quimeras,
No es lo mismo la lucha que el fracaso,
Ni es lo mismo sufrir con el ocaso
Cuando muere una flor en primavera.

MI CIUDAD

Yo nací en la ciudad de mis amores,
de mis congojas y mi poesía,
la ciudad del petróleo y la gaviota,
la ciudad que al cerrarse por las noches
deja una aroma de melancolía.

Esta ciudad que sangra día a día
por el costado de la herida vieja,
que me duele por dulce y por querida
de añejos marineros que hoy la añoran,
la ciudad que en sus arcas atesora
todo un caudal de luz que está dormida,
la ciudad tropical de mis abuelos,
la que cantara Yepes con su lira.

GUILLERMO FERRER. Nació en Maracaibo en 1929. Es médico cardiólogo, profesor universitario, doctor en Ciencias Médicas, poeta, humanista, ha publicado varios títulos de literatura e historia, ha sido presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela, seccional Zulia, miembro de número y presidente de la Academia de Historia del Zulia, cronista de la ciudad de Maracaibo. Ha recibido varios premios y menciones honoríficas,

miércoles, 3 de junio de 2009

JULIO CESAR BORGES

EN LAS ALTAS COLINAS

Cuando el arroz se termina en la China,
Tú tendrás trigo en las altas colinas.

Cuando las balas silban su canción de muerte en Vietnam,
Tú tendrás Paz en las altas colinas.

Cuando la bolsa sube y baje en Nueva York,
Tú tendrás miseria en las altas colinas.

Cuando la “llamas” se nieguen a subir el altiplano,
Tú subirás a las altas colinas.

Cuando en las pampas no brame el toro,
Tú tendrás bueyes mansos en las altas colinas.

Cuando las aguas sean divididas,
Tú tendrás manantiales propios en las altas colinas.

Cuando el sol no alumbre en las selvas,
Tú tendrás luz en las altas colinas.

Cuando la muerte aceche en todos los rincones,
Tú tendrás vida en las altas colinas

Porque en las altas colinas
Tú estás lejos del mundo, cerca de Dios.

JULIO CESAR BORGES. Nació en Maracaibo en 1938, Artista visual
(Escultor, pintor, ceramista), escritor (poeta, narrador, articulista). Periodista de opinión de larga trayectoria. Realizó estudios de artes plásticas en Maturín, Caracas, Maracaibo. Ha sido profesor de la Escuela de Artes Plásticas Neptalí Rincón (Maracaibo), director de la Escuela de Artes plásticas Monseñor Contreras (Valera). Ha realizado exposiciones dentro y fuera del país, director del Museo Histórico Rafael Urdaneta, cronista del distrito Maracaibo y director de la Biblioteca Municipal Dr. Omar Baralt Méndez, así como presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela, seccional Zulia, Capitán del Cuerpo de Bomberos de Maracaibo. Perteneció a numerosas instituciones gremiales y recibió reconocimientos y condecoraciones, entre ellas ser Hijo Ilustre de la Ciudad de Maracaibo.

ALFREDO AÑEZ

EL GRITO HACIA LA AURORA

Oh, amigos deslumbrantes en esta hora afligida
En un reloj
De muertes desprevenidas…
Aquí estamos…
Aquí estamos, habitantes en acecho en la ciudad
De la niebla,
Flotando como un floresta resplandeciente,
En el arpa innominada de la lluvia
Que cae sobre nuestras manos.
Aquí estamos…

Aquí estamos junto al fuego crepuscular de los
Astros,
Junto al hombre que lame un pedazo de pan
Triste
Como un dios apagado…

Aquí estamos junto a los anticuarios.
A los desterrados iniciales de las constelaciones,
A los profanadores de los ritos ancestrales de
Asombro,

A los mercaderes,
A los borrachos que escancian la noche,
A la hora más terrible de las madrugadas,
Aquí estamos…

Junto a la prostitutas que nos llaman en las
Calles
Asediadas de una ternura
Hasta entonces desconocida.
Oh, amigos míos deslumbrantes como un gato
De feria

Henos aquí en la hora de los cataclismos y las
Devastaciones.
Aquí estamos…

Tú, Ricardo, tú, José y tú Pablo,
Con tu antigua tristeza convertida en luz,
Y tú Héctor, y yo,
Lamiendo los relámpagos azules de la piedra
En la búsqueda de un Dios desterrado y m…
Pero nosotros lo hemos conocido…
Conocemos los primitivos resplandores de las ciudades

Que convierten a los hombres
En luminosos animales de costumbre,
La ciudadela que se oculta
En la mágica iridiscencia de los árboles.
Por eso, aquí estamos…

Aquí estamos para iluminar la aurora de Evangelios
Nuevos como la palabra de Dios…
Aquí estamos para contar la historia de mujeres
Desterradas,
Que cantan el amor en la trashumante anonimia
De suburbios.
Y nuestro grito irá hasta el fondo sagrado de los
Volcanes
Anunciado un nuevo evangelio.
Por eso,
Aquí estamos…

ALFREDO AÑEZ. Nació en Maracaibo en 1938, y murió en Maracaibo en 1993. Fue: escritor (poeta, ensayista), utilizó los seudónimos de Alhamar y Arturo Knosso. Importante poeta de la vanguardia en el Zulia. Perteneció a los grupos literarios: Apocalipsis, Cuarenta grados a la Sombra, Vertical 9 y miembro fundador del grupo Cal y Agua. Fue Director de la Biblioteca Carlos de Solaeche de la Escuela de Artes Plásticas Neptalí Rincón. Animador de grupo Ventana Sur y coredactor de la Página “Letras” en los diarios La Columna Y Crítica. majeso